En dicha época era realmente difícil para los ciudadanos acceder a una fotografía debido a que era bastante caro dicho servicio, y sólo familias pudientes podían pagar por ellas. Es por esto que la toma de una fotografía se reservaba para momentos sumamente especiales como matrimonios y fiestas, pero en especial se reservaba dinero para la fotografía “post mortem” (después de muerto) o memento mori (recuerda que eres mortal/ que vas a morir); dichas fotografías como su traducción lo explica eran dedicadas especialmente a las personas que morían y su familia deseaba preservar un recuerdo del fallecido. En este periodo era muy común enfermedades como viruela, tuberculosis, sarampión, raquitismo y asma; que en especial afectaba a los más pequeños, siendo en su mayoría fotos de niños o “ángeles” como los llamaban en los expedientes de la época.
Los victorianos tenían un concepto distinto de la muerte, era algo único y memorable, era usual encontrar por las calles anuncios de fotógrafos especializados en memento mori, que anunciaban ofertas y buena calidad puesto a que se necesitaba a alguien profesional que maquillara, posara e incluso parara al muerto para que en la imagen pareciese que todos estaban vivos. Muchas veces, era una simple foto del cadáver en el ataúd, pero ocasionalmente la gente quería algo más vívido, por lo que colocaban los cuerpos en posturas que hacían pensar que estaban vivos. Era tal el afán de crear esta ilusión, que los colocaban en soportes para que se mantuvieran sentados o de pie. Un detalle que llamaba la atención era que, a veces, pintaban los párpados para que pareciera que tenían los ojos abiertos o, simplemente, les cortaban los párpados superiores. (Borbón, 2012)
Las familias de los difuntos trataban de mantener cualquier recuerdo, también recogían mechones de cabello, uñas y dientes y los guardaban en joyas, especialmente los relicarios que se diseñaron bajo esta finalidad.
Se enviaban como agradecimiento o también a los familiares que no pudieran viajar al funeral. También se conservaba mechones de cabello del difunto se fabricaban joyas con ellos. Las tumbas victorianas eran mucho más elaboradas que en la actualidad. Se esperaba que la familia del difunto gastara lo que más pudiera en hacer un monumento apropiado al status social del difunto y de su familia. Los símbolos que más se usaban eran:
Urnas: Signo clásico de la cremación romana
Coronas: Símbolo de vida eterna, por su forma circular que no tiene comienzo ni fin.
Obeliscos: Símbolo Egipcio de vida eterna
Mujeres lamentándose: Símbolo de una mujer vestido en túnicas sueltas (romanas) físicamente exhaustas de tanto llorar y apoyándose en una mano, a veces en una urna o en una cruz. (Lorelei, 2006)
Urnas: Signo clásico de la cremación romana
Coronas: Símbolo de vida eterna, por su forma circular que no tiene comienzo ni fin.
Obeliscos: Símbolo Egipcio de vida eterna
Mujeres lamentándose: Símbolo de una mujer vestido en túnicas sueltas (romanas) físicamente exhaustas de tanto llorar y apoyándose en una mano, a veces en una urna o en una cruz. (Lorelei, 2006)
La fotografía llegó más tarde a América, hay pocos registros de este tipo de fotografía, sin embargo México es el país latino que más fotos tiene, también se debe a su cultura, el respeto y admiración a la muerte. En cuanto a Ecuador en el Museo de Cera o de la Cuidad, se conservan algunas fotos de ésta índole, siendo así uno de los principales atractivos la foto original del ex presidente García Moreno, a quién después de su muerte reconstruyeron su cráneo y recuperaron sus facciones para ser velado durante un poco más de una semana en la iglesia de la Compañía, a su velorio acudieron millones de personas de diversas partes del país. Se lo vistió en sus mejores galas y se lo sentó en el centro de dicha iglesia, para evitar el aroma que desprende el cadáver al empezar su proceso de descomposición, se utilizaba la hoja de laurel para neutralizarlo y hacer que las personas tolerasen permanecer más tiempo cerca del difunto. En América latina, especialmente existía la costumbre de contratar a las “lloronas”, que eran mujeres que asistían a funerales con el objetivo de llorar al muerto y que la gente pensase que se trataba de la familia del mismo y que éste era muy querido, se las pagaba por dicho servicio.
Además otro dato importante era que se creía que para llegar al cielo, las personas lograban ser aceptadas y limpiadas de pecado al ser vestidas de monjas, curas, frailes, obispos e incluso papas, para purificar su alma, por lo que antes de morir solían escribir cartas donde solicitaban cómo debían ser velados y muchos pedían utilizar un traje en particular. Prácticamente las personas trabajaban para poder pagar su velorio y funeral, ya que el rito y la preparación era bastante costoso.
La mayoría de información se debe a mi visita al Museo de Cera en Quito, a una exposición especial realizada con el motivo de Semana Santa, donde se hizo énfasis en la fotografía post mortem. Otro dato curioso es que generalmente las personas eran enterradas en fosas comunes, sólo miembros de la iglesia, personajes destacados o de la aristocracia contaban con los primeros mausoleos, empero los nichos eran máximo de 1.60 metros de largo por lo cual cuando un sacerdote o persona importante era enterrada, y ésta media más de lo dicho, tenían que cortarle los pies al difunto para enterrarlo.
Referencias:
Borbón, A. (1 de Octubre de 2012). Fotografía post mortem en la época victoriana. Obtenido el 19 de diciembre del 2012 de http://tecnoculto.com/2012/10/01/fotografia-post-mortem-en-la-epoca-victoriana/
Lorelei. (28 de septiembre de 2006). Reglas y Costumbres del luto en la Epoca Victoriana. Obtenido el 19 de diciembre del 2012 de http://lorelei1.wordpress.com/2006/09/28/reglas-y-costumbres-del-luto-en-la-epoca-victoriana/
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